Simbolismo y Tradición entre los Mayas

La semiótica considera todos los fenómenos culturales como fenómenos de comunicación y como procesos de significación. Según esta definición la semiótica tiene un campo de intervención amplio que incluye sistemas lingüísticos de todo tipo y tipología de la cultura, desde el arte, la estética hasta la religión. (1) La comunicación social tiene como finalidad significar la relación entre los hombres, la sociedad, entonces es un sistema de relaciones entre los individuos, cuyo objeto es la defensa, la procreación, la producción. En este sistema de relaciones se colocan las fiestas, los ritos, las ceremonias, los juegos, que son formas de comunicación, por medio de los cuales el individuo define su identidad y pertenencia en relación al grupo y el grupo en relación a la sociedad. El conocimiento de estos signos de identidad , enseñas y enseñanzas son las condiciones esenciales de la vida de la sociedad.

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Existe una diferencia entre signo y símbolos, el signo es una imagen o un esquema abreviado de imagen, al cual se asocia un significado prefijado, mientras que el símbolo es una imagen o un esquema abreviado de imagen, cuyo contenido indirecto no es pre constituido sino que surge junto a la misma imagen. El signo es una metáfora entrada en el dominio común y que puede ser claramente legible, ej. león significa fuerza, águila, majestad, león astucia, paloma, paz. Las figuraciones simbólicas en el mismo tiempo  se valen de imágenes con un preciso valor semántico y de otras libres de significación prefijado y a veces sin sentido, que exponen el significado a una mayor complejidad. El símbolo consiste en la presentación  de un signo o de una imagen ( significante)  que hace referencia a una realidad ( significado) que es distinta de la imagen misma y que todavía es intrínseca a ella hasta llegar a una identificación, se presenta el símbolo como una conexión  natural y no deliberada entre significante y significado y tiene un carácter casi mágico de valor exclusivo. En la alegoría el significante es siempre distinto del significado y quedan constantemente separadas y legibles. Considerados en un contexto fenomenológico, simbolismo

susanne-langer-philosopher-quote-art-is-the-objectification-ofy alegorismo constituyen aspectos particularmente interesantes de la problemática general de la historia de la crítica de arte, de la estética y de la religión. Cassirer en su Filosofía de las Formas Simbólicas elaboró una teoría considerada como punto de referencia por el estudio de las ciencias humanas en su obra examina todas las manifestaciones culturales donde se aplica la misma actividad simbólica del pensamiento , lenguaje, ciencia, mito, arte y religión participan de la misma problemática: las formas simbólicas se pueden reducir a un lenguaje , no como variantes sino por tener un funcionamiento análogo. (2)En la visión mítico-mágica del mundo la unión  entre significado y significante es tan íntima que equivale a una identidad. La mayoría de los significados percibidos en la actualidad como símbolos en origen representaban mensajes relativos a realidades, de esta manera el sol no era símbolo de luz divina, sino el mismo dios, el color rojo no era símbolo de vida sino la misma energía vital, etc.  Bajo este aspecto es difícil trazar los límites precisos  entre lo imaginario mítico o mágico y el pensamiento simbólico. Susan Langer aplicó el concepto de acción simbólica a un complejo de teorías de las artes atribuyendo una importancia fundamental a la ambigüedad artística  como portadora de significados plúrimos y polivalentes. (3) La duplicidad o la polivalencia contradictoria es propia del símbolo, a tal punto que significados, contrarios pueden coincidir con un símbolo o con una imagen simbólica a veces intraducible en descripciones coherentes por medio de signos lingüísticos hablados o escritos, semantemas y símbolos de danzas, ceremonias, músicas, fiestas, rituales quedan difícil de describir y por lo regular  tiene que confiar en la coincidencia  no siempre posible con palabras y estructuras gramaticales arbitrarias. Según esta perspectiva de análisis la finalidad de este trabajo es la vinculación  de signos y símbolos presentes en la figura del  «negro»  con la tradición prehispánica a partir del análisis de leyendas y danzas del Carnaval de algunas  comunidades de habla chol  (Xicoténcatl, Puxcatán, Melchor Ocampo) ubicadas en la Sierra de Tabasco, en territorio originariamente zoque, cuyos pobladores emigraron desde Tila, Tumbalá y Sabanilla, aproximadamente desde el siglo pasado hasta nuestros días.

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Varias son las interpretaciones de la presencia del negro o de negros en danzas y leyendas indígenas y mestizas, comúnmente su origen se le atribuye a la influencia de esclavos africanos, o a indígenas que en época colonial huyan en la selva, y finalmente a la tradición afroantillana, algunos investigadores opinan que puede ser también una alusión a los indios que huían en la selva y luego amenazaban los poblados convertidos al cristianismo robando y llevándose las mujeres, esto justificaría la presencia de armas y la agresividad del negro. Estas explicaciones  posiblemente sean válidas para casos locales históricamente demostrados, pero no dan una respuesta a otras interrogantes de sentido más amplio relacionadas con la fiesta y el rito y el mito. El conjunto de símbolos que quedaron codificados en estas tradiciones remontan sin duda a la conversión a la fe católica. Encuentro de dos mundos distintos, conceptos y categorías religiosas alejadas , ritos y cultos autóctonos no desaparecieron, el intento de desarraigar totalmente las formas religiosas indígenas quedó en la destrucción de templos, imágenes, códices, a la desaparición del poder político y religiosos. La tarea de los primeros evangelizadores resultó un fracaso, el cristianismo aceptó compromisos de exclusión, fusión o incorporación, según la circunstancia, que desembocaron en un sincretismo aberrante a los ojos de los extirpadores de la Santa Inquisición en el siglo XVII. Con desconcierto descubrieron que el culto pagano sobrevivía disfrazado y que todas las acciones incluían  todavía  elementos peligrosos de origen demoníaca.  Demasiado tarde , y en realidad a las autoridades gubernamentales de esta época ya no les interesaban las creencias de los indios, en general ya pacificados y alejados de posibles rebeliones. A partir de la conquista la fenomenología religiosa indígena no ha dejado de ser objeto de estudios y consideraciones conceptuales, los mismos evangelizadores se daban cuenta que para destruir el sistema de culto local tenían que conocer sus principios motores.

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Etnólogos  y antropólogos  y sociólogos se han sustituido en la tarea de observar, ordenar y extender redes, esquemas o sistemas de interpretación, que son susceptibles de alteraciones y a veces incurren en arbitrariedades que dan origen a peligrosas generalizaciones. Capas sedimentarias de distintos espesor y profundidad obligan más bien que a establecer nexos de continuidad, conjunto y totalidad, a poner nuevas interrogantes hacia fenómenos de ruptura , de abstracción y de coherencia interna. Discontinuidad y polisemismo  se vislumbran  de los análisis  de las religiones indígenas, surgido a raíz del proceso de dispersión  iniciado después de la conquista española, proceso que todavía no ha terminado.

La figura del negro en las danzas indígenas es aberrante y discontinua, no pertenece a ninguna categoría religiosa cristiana , con exclusión de la lucha entre el bien y el mal y su posible identificación con el diablo. También el culto a los inquietantes Cristos negros difundidos en particular en el área mayence, Señor de Tila, Señor de Esquipulas, Señor de la Salud,  Señor de San Román, etc.  no encuentran una explicación satisfactoria. La sobrevivencia a milagrosos incendios y la alusión a esclavos africanos  parece improbable para explicar su difusión.

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También se plantea una influencia afrocubana en el Carnaval tabasqueño, pero esta afirmación está restringida a la tradición mestiza y desconoce  la mitología y los rituales prehispánicos y la presencias activa de seres sobrenaturales de color negro en las leyendas contemporáneas, que hacen referencia a un complejo religioso y conceptual fragmentario y difícil de reconstruir. (4) A raíz de la introducción  del cristianismo surgió un proceso de aculturación  que logró excluir, juntar, incorporar, fusionar, según las circunstancias las dos creencias religiosas. Resulta una tarea ardua de investigar cuáles elementos se perdieron y cuales elementos se transformaron y cuales quedaron intactos. El resultado de este sincretismo es lo único que tenemos firme y que se presta a un  análisis  de varia índole, que abarca aspectos históricos y  religiosos. La investigación se dirige hacia la individuación de un extenso patrimonio de orden semántico, donde los signos constituyen un lenguaje alusivo a sus raíces indígenas y cristianas. El análisis de la figura del negro en las comunidades de origen maya  penetra en la antigua cosmovisión  prehispánica, los seres sobrenaturales presentes  en leyendas y cuentos  son portadores de bien y de mal y actúan independientemente de la religión católica.

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Los choles de la Sierra de Tabasco creen en la existencia de algunos seres sobrenaturales: el dueño del Cerro (AhYum) los duendecillos (Bitialuj), la mujer mala, en  Xicoténcatl,     (Suku Ishik) y en el Negro ( Xñek, y Ajñek) en Xicoténcatl. En Semana Santa en Melchor Ocampo (mun. Macuspana) las cruces de guano significan que en su casa tienen protección y cada año la renuevan para que cada familia las tenga y así el mal no entre en las casa y sus hijos y descendientes, p’olbal, no los toque el max’abu (mico de noche, perezoso, un tipo de mono aullador ) y el negro. Refieren que antes había un hombre en el pueblo que en Semana Santa salía y se internaba en la montaña, allá hacía su flauta de carrizo, luego se subía a una piedra o roca muy grande y se ponía a tocar para ahuyentar al negro, que de esta manera ya no se acercaba al pueblo. Algunos en el pueblo identifican al negro con  el diablo del catolicismo. En Semana Santa creen que el diablo anda suelto, entonces se mete en el cuerpo del mico de noche o Max Abu, que llega de noche a gritar y a aullar cerca del pueblo y se

tambor_chontales_archivoescucha muy fuerte en el silencio de la noche. Cuando lo ven en Semana Santa lo matan , lo queman y le echan sal. En el mes de Semana Santa o en Cuaresma sale el negro , en chol Xñek, que pasa chiflando y se oye caminar en la calle del pueblo, hace dos años en el pueblo lo escucharon pasar. Los antepasados lo veían , pero ahora es siempre más difícil verlo. Refieren que es alto, grande y negro, se reconoce por el malo olor que despide y le gusta chupar la sangre de las personas. Cuando alguien lo encuentra  se transforma en un remolino de viento y desaparece. Vive lejos del pueblo en zonas remotas y aisladas, en los cerros y en las cuevas y sale solamente en Cuaresma. El Negro mata a todos los que encuentra chupándole la sangre a veces amenaza donde están las siembras, chifla con una tonadita bonita, pero  al escucharla da miedo en lugar de alegría. Hace un año un hombre del pueblo se fue a cazar tepezcuinte  en la selva y de repente vio un hombre grande y negro, por el miedo le tiró, pero el negro se hizo viento y desapareció en un grande remolino. En Xicoténcatl (mun. Tacotalpa) el negro es un gigante, vive en los cerros cercanos al pueblo, donde por miedo  nadie nunca va,  los viejos refieren que antes vivía más cerca del pueblo. Creen que existen muchos negros, hombres y mujeres, todos son malos y comen gente. Les gusta comerse a los hombres enteros, mientras que a las mujeres les arranca el pecho para comérselo, pero las deja con vida. Cuentan que una vez en el cerro vivía un negro muy alto. Un día un hombre se fue a cazar en este lugar y cuando ya estaba regresando al pueblo encontró un negro que empezó a seguirlo. El hombre se dio cuenta y por el miedo que se lo comiera empezó a correr para que no lo agarrara. Llegó a una troje y se metió  adentro, escondido en el tapesco pasó toda la noche.  Cuando se dio cuenta que el negro se había ido, porque ya no sentía el olor feo, que despiden todos los negros, salió y regresó al pueblo. Contó lo que le acababa de ocurrir, entonces la gente salió a buscarlo con la escopeta para cazar aquel  negro que vivía cerca del pueblo. Por mucho que buscaron no lo encontraron, se había ido porque había comido: abajo de una mata de piñuelas había muchas cáscaras. Dicen que las piñuelas son la comida del negro y cuando hay cáscaras sin fruto significa que ahí pasó uno de ellos. Entre los choles de la Sierra de Tabasco aún  se celebra el Carnaval  a pesar que cada día sufre siempre más fuertes alteraciones.

Danza-gigantes

El negro Ajñek  o Xñek , en chol tiene el mismo nombre del negro del Carnaval, que baila acompañado de música de pito, tambor y marimba. En Puxcatán el Carnaval dura solamente tres días: lunes, martes y termina el miércoles de Cenizas, en las calles salen disfrazados algunos hombres. Las caretas son de barro o papel  pintado. Las caretas representan hombres y mujeres o , como refieren, «de brujo y de mujer». Esta afirmación concuerda con algunas informaciones recopiladas en las calles de Tenosique, donde se afirma que los danzantes de la danza del Pochó eran o son brujos.

Un hombre se pone una piel de tigre y se llama choko ti son balúm. En general el baile del Carnaval se llama choko ti son ko’ihún (ko’iún son los disfrazados, los que llevan la careta, palabra que coincide con los cojoes enmascarados de la danza del Pochó de Tenosique y con los ko’oble de las danzas ancestrales de los chontales de Tabasco). Los disfrazados en las calles de Puxcatán bailan describiendo círculos con pequeños brincos. A parte baila el negro (ñek) y la negra (ña ñek). Son hombres, que con carbón se pintan manos, pies y caras de negro y se ponen una ropa negra. El negro lleva un palo con una punta que simula una arma, baila solo o en pareja con la negra. El baile termina el martes a la medianoche, en algunos años se quema el Juan Carnaval hecho de cartón y hojas secas.

En Xicoténcatl  un hombre se pinta de negro la cara y las manos y de rojo los labios, lleva puesta una ropa negra: camisa de manga larga, pantalones, botas, en la cabeza se pone un cartón con pegadas tiras de varios colores de papel de china, en las manos tiene un machetito de madera negra y una lata de pintura negra, donde moja el machetito para pintar los  hombres que se acercan; la gente espantada  huye. No pinta de negro a las mujeres. El hombre disfrazado de Negro tiene que ser alto , delgado y de edad ya grande. La madre del negro magrota , es un hombre disfrazado de mujer, tiene que ser gordo y panzón, es en realidad la persona que organiza el Carnaval y con anterioridad cobra dinero por cooperación de casa en casa. Se pone una chalina negra y una máscara de mujer con trenzas, como usan las viejitas, la otra ropa es de un color cualquiera. Otros disfrazados son los hohó, que llevan puesta una máscara de animal, tigre, venado, etc. Refieren que antes utilizaban una verdadera cabeza de venado con cuernos.

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El negro baila a la orilla del grupo de disfrazados, dando grandes vueltas en círculos y tratando de pintar la gente de negro. Al negro se le llama también Juan Carnaval, los dos nombres se utilizan  también para indicar un muñeco relleno de oloches, que es muy alto y viste pantalones y camisa de manga larga. El último día en que se baila, martes, antes el miércoles de Cenizas, se quema el Juan Carnaval, la madre del negro viste una ropa negra y llora por la muerte de su hijo. Después de la quema del Juan Carnaval los disfrazados tiran dulces y chocolates a la gente. Dicen que la ceniza del Ajñek es la misma que el miércoles de Cenizas  se utiliza en la iglesia para hacer cruces en las frentes de las personas. Esta representación del Carnaval en la década de los noventa entró en una fase de decadencia, ya la gente no se disfraza de animal, que posiblemente  son los residuos de la antigua forma de celebrar el Carnaval cho, y la música de tambor y marimba se sustituye e con música grabada y la noche en que se quema el Juan Carnaval se llevan conjuntos musicales de afuera y la gente baila acompañándose de música comercial.

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El Carnaval en Xicoténcatl empieza  ocho días después del lavado de la ropa de la Virgen , que cae el 20 de enero , día de San Sebastián y termina el día anterior al miércoles de Cenizas. Los disfrazados bailan cada ocho días o sea todos los sábados, solamente la última semana del Carnaval bailan todos los días.

Antes de llegar a Tenosique, municipio tabasqueño colindante con Guatemala,  no lejos de la zona arqueológica de  Pomoná,  se encuentra el poblado de origen indígena de Boca del Cerro, donde, igual que en otras rancherías de Tenosique, se baila la danza del  Pochó, que presenta variantes muy interesantes, probablemente resultado de la mezcla con  otras tradiciones indígena, donde aparece un negro llamado vampiro. En Boca del Cerro bailan un grupo de cojoes, algunas pochoveras y el diablo en 1996 no participó ningún tigre. En total bailaron 6 cojoes, cuatro pochoveras y un diablo. Los cojoes a diferencia de los disfrazados de Tenosique visten una larga falda formada de hojas de castañas y de plátano sujetadas a una lía de henequén de 1 kg.;  la falda corta de castaña y el sojol de plátano aquí está unificado, posiblemente este era el antiguo disfraz que tenían los cojoes y que se ha mantenido en esta ranchería, puesto que en Tenosique antes también utilizaban una larga falda. Llevan puesta una capa de manta envuelta desde la cabeza hasta la espalda, un costal, un paliacate rojo, sombrero con cañitas y flores, en las manos tienen un chiquish . Algunos cojoes tenían unas máscaras de madera pintadas con colores llamativos, algunas simulando un arcoíris, parecida a aquellas utilizada en la cabecera municipal, otros tenían unas interesantes máscaras de animales: perro,  cerdo y  vampiro o murciélago, esta última era negra con grandes colmillos.

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Antes de proceder al análisis de los elementos simbólicos del negro de la leyenda y del Carnaval chol hay que poner en evidencia el significado de las palabras Ajñek y Xñek y su relación semántica con otros signos fonéticos. Ñek significa en chol negro-persona, aj- ñekx- ñek, es el- negro, la- negra; el color negro se dice i’k, afín a la palabra ‘ik viento, mientras que la palabra ek significa estrella, todos estos términos están cargados de elementos simbólicos referentes a la antigua religión prehispánica.

El color negro tiene un simbolismo  complejo, la ausencia de color lo pone en relación con el blanco, igual que éste último corresponde al absoluto y puede consecuentemente expresar sea la riqueza de la vida, sea su total ausencia. Representa por lo regular lo indiferenciado, el abismal, la oscuridad, lo primordial y la muerte. En occidente es el color del luto y del dolor, mientras en China su contrario el blanco absuelve esta función  y es el color de la noche y participa del conjunto simbólico madre-fertilidad-secreto y muerte, es el color de las diosas madres y de la fertilidad, en este sentido es afín al rojo, pero es también el color del mal.

Retomando el análisis de los personajes del Carnaval, el Ajñek del baile del Carnaval de Xicoténcatl con un machetito de madera pinta de negro solamente los hombre que se le acercan, esta acción aparentemente carnavalesca conjuntamente al uso de la pintura corporal y no de una máscara negra, remonta a la antigua tradición maya. Refiere el obispo Diego de Landa ( pp. 77-78) que los portadores del año maya o Bacab estaban asociados con uno de los puntos cardinales y corresponden a los dioses Kan, Muluk, Ix y Canac, con que podía empezar el año nuevo.(4) Los años cauac, de pronóstico desfavorable corresponden al occidente y al color negro, el nombre del Bacab era Hozanek. Fabricaban imágenes del dios Ek U Uayeb y de Vac Mitún Ahau (Señor del Sexto Infierno ) y de otros cuatro dioses, Chic Chac Chab, Ek Balam Chac, Ah Can Uol Cab y Ah Buluc Balam, que sahumaban y les hacían ofrendas para prevenir mortalidad y desgracias. Bailaban un baile  de demonio Xibalbá Ocot y al terminar las ceremonias  al anochecer quemaban una gran cantidad de leña y bailaban  a pies desnudos sobre las brasas.

El baile del Carnaval y la  quema de la imagen del Negro en Xicoténcatl reproducen las celebraciones del año nuevo maya, que  empezaba con  la letra dominical de cauac.

El Carnaval de Xicoténcatl igual que en todo Tabasco y en otras áreas mayas empieza el 20 de enero, día de San Sebastián, el Santo que se representa atado a un palo y herido a flechazos. Este tipo de Carnaval es parecido a aquello de danzas que se realizan en estas ocasión en  Puxcatán y en otras comunidades choles de Chiapas, como por ejemplo en Tila, donde el Carnaval se caracteriza por su aspecto auténticamente indígena, que todavía no ha perdido su significado original de purificación y ofrenda antes de la siembra , antes que empiece el nuevo ciclo agrícola. En las calles de este poblado bailan los tigres que pelean y tiran latigazos. Según la información proporcionada por la investigadora Margarida Azevedo de Abreu, esta tradición en Tila mantiene rasgos étnicos originales que se perdieron o fueron alterados en las comunidades choles de la Sierra de Tabasco.

Su danza termina al río donde todos se bañan, luego recogen las ramas de árboles que crecen cerca de la orilla para hacer limpias. El miércoles de Ceniza en la iglesia de Tila se lleva una ofrenda de maíz y frijol. Las danzas carnavalescas choles y probablemente aquella del Pochó de Tenosique, tienen un origen  común , sus características no han sido considerablemente fusionadas con los Santos católicos, como ocurre en la danza del Baila viejo y del Caballito Blanco en las comunidades chontales de Tabasco, por este motivo fueron relegadas y asimiladas a  las manifestaciones del Carnaval.

Hombres con la cara pintada de negro o con máscaras negras aparecen en bailes del Carnaval y en otras fiestas religiosas en casi todas las regiones de México. En los estados de Veracruz, Puebla y Michoacán, las danzas del Negro son muy comunes y a veces están asociadas a danzas de Viejos. El Negro en la Huasteca se identifica con el diablo. Los Negros Gracejos o Corraleros, que participan en las danzas del Carnaval en el estado de Tlaxcala, visten ropa vieja, máscaras de viejos, animales o monstruos, algunos se pintan la cara de negro con tizne o grasa de zapato, usan chicotes y cargan un animal disecado. (5)

Los negros  con aspecto afrocubano aparecen en Tabasco en los bailes del Carnaval de casi todas las cabeceras municipales y comunidades mestizas ;   en la danza  del Caballito Blanco  del poblado chontal de Quintín Arauz (mun. Centla)  el guerrero a pie lleva puesta una máscara negra y en la danza del Gigante Goliat, que se ejecuta en Cúlico,(mun. Cunduacán) en ocasión de la fiesta de la Inmaculada Concepción el 7-8 de diciembre  el negro  lleva puesta una máscara con rasgos toscos, nariz grande, boca abierta con dientes visibles, no tiene cabellos, golpea con palos, espada y rifle de madera, pero ayuda a David en su lucha contra el Gigante Goliat y el Dragón. Particular  semejanza tiene el negro de los choles de Xicoténcatl con el hombre pintado de negro, que en algunos luga res de Chiapas, por ejemplo en Chenalhó, toma parte en el baile del Carnaval.  En las iglesias de Oxchuc, Chiapas, se encontraba en Tikal Ahau, Señor Negro, que tenía la cara cubierta de hollín. (6).

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Entre los tzotziles de Arraizar, Tikal Ahau es el dios de la muerte de tamaño infantil, quede noche ataca a la gente y se nutre de carne humana cruda, su morada está en una cueva y también en las torres campanarias de Chamula, Santo Domingo y San Cristóbal. (7) En  Arraizar (Chiapas) en ocasión del Carnaval unos hombres pintados y vestidos de negro persiguen a los niños hasta el templo y simulan degollarlos, también despedazan a caballo un gallo que pende de un arco. Los tzotziles y tzeltales creen que el negro ik’al es el demonio que vive en una cueva en condiciones semisalvajes; come carne cruda, rapta a las mujeres, para convertirlas en sus esposas. Puede transformarse en zopilote, es muy fecundo y se cuenta de niños hijos del Negro y de mujeres comunes; teme al fuego y se quema cuando se le acerca. En otros cuentos aparece el oso, que representa al diablo, se lleva a las mujeres y come carne humana, Guiteras Holmes  opina que son los castigadores de los pecados sexuales. (8) El Jikal se describe también como un hombre pequeño y negro, con pelo crespo y pies alados, viste pantalones negros y lleva zapatos y sombrero. Al oscurecer sale volando como murciélago en busca de carne humana o animal, a través de las cuevas o de cualquier cavidad sale del inframundo a la superficie terrestre; la luz del día protege a los hombres de estos demonios, pero de noche y durante los eclipse de sol están expuestos a peligros de estos seres malvados. (9)

Estos demonios nocturnos tienen parecidos con los Sutz’balum, los hombres que se transforman en murciélago-jaguar entre los chontales de Tabasco y que bajan de la Sierra volando hacia el mar para encontrarse con dios-murcielago, la diosa del mar y de la luna. Estas descripciones entretejen una estrecha relación con las imágenes representadas en cilindros hallados en cuevas entre Chiapas y Tabasco y en proximidad del Tortuguero y en cuevas de Teapa y Tapijulapa, , donde un dios está parado sobre un monstruo que tiene el aspecto de murciélago, asociado a las tinieblas y con algunas figurillas de Jonuta donde aparece un ser mitológico o disfrazado, con cara de jaguar y el cuerpo recubierto de plumas, algunas imágenes están pintadas ritualmente  con chapapote negro. Sin duda la máscara del vampiro negro de Boca del Cerro remonta a este conjunto mítico y posiblemente también las otras figuras del Negro y hay que excluir otra influencia europea. El Ajñek de Xicoténcatl presenta afinidades con otras figuras legendarias del grupo mayence , en particular con tzeltales, tzotziles y con los chontales de Tabasco y revela un simbolismo homogéneo: Negro equivale a estado salvaje, alejamiento del pueblo, expulsión, fuerzas ocultas que salen de la tierra o de la selva, costumbre de alimentarse de carne humana, hedor, muerte, fertilidad y sexualidad.

Pero el color negro  tenía también otras aplicaciones: refiere Diego de Landa que los mayas de Yucatán se pintaban de negro en los periodos de ayuno y de penitencia, el negro era el color de los hombres solteros, era también el símbolo del oeste, en esta dirección espacial el sol empezaba su recorrido en el inframundo. La pintura negra tenía un valor ceremonial también entre los aztecas: la estatua de Tezcatlipoca en Texcoco y Tenochtitlán era de obsidiana negra, en los sitios menores era de madera pintada con betún negro,  El teotlacualli era la pintura negra utilizada para los sacerdotes para protegerse del mal, estaba hecha con tizne de ocote. Para realizar sacrificios , para ahuyentar el mal, ver y hablar con el demonio y convertirse en la misma imagen del dios, revolvía, el tizne con sabandijas y semillas de ololiuhqui, una planta con propiedad alucinógena, que amasaban y ponían en jícaras u ollas en frente a la imagen del dios (10)

Tezcatlipoca

El Añek quiere embadurnar de pintura negra sólo a los hombres, probablemente  se refiere al periodo de ayuno y penitencia de la próxima Cuaresma, pero no se puede descartar también un simbolismo mágico de defensa del mal y de las tentaciones otorgado por la pintura negra a los hombres. También las víctimas sacrificiales se pintaban de azul o de negro y el Negro Ajñek representa también el Juan Carnaval, que será quemado el último día de carnestolendas.

Una leyenda yucateca habla de un hombre negro, de labios gruesos, de nombre Ek , llegó acompañado de sacerdotes pintados de negro, que untaban de ulli la imagen de su dios principal. Ek se enamoró de la joven Xtabai, que posteriormente se convirtió en el árbol de la ceiba. Xtabai era la diosa de la cuerda, Ixtab, diosa de los ahorcados, que se dirigían en el paraíso de la diosa, en este sentido Xtabai era también una diosa de la muerte, esposa del terrible dios de la muerte, que se puede identificar con Ek, el negro. Entre los antiguos mayas Ek Chuah era el dios de la guerra y de los mercaderes, tenía un carácter doble, positivo y negativo; como dios de los mercaderes se identificaba con la estrella polar, que indicaba el camino; como dios de la guerra era un dios de la destrucción y de la muerte. En el documento Maldonado-Paxbolon redactado  en lengua maya-chontal de Acalán entre los ídolos quemados por fray Diego de Béjar  aparece Ik chava, que fácilmente se puede identificar con el dios de la guerra Ek Chua (12). Ik en chontal significa negro y viento, chava puede relacionarse con chawek, rayo, equivalente a Chac, Ikchava sería el Chac negro , distribuido según los puntos cardinales. (11)

Ajñek es un gigante negro, como los Chacs y los Bacabs, que también se representaban como gigantes y cada uno estaban asociado a un punto cardinal y a un color. Los dioses según los puntos cardinales que representaban estaban pintados de diferentes colores, los valores cromáticos en los signos e imágenes tenían un significado mágico-religioso. Entre los mayas parece que había cinco dioses comerciales de distintos colores y atributos. Según Thompson la palabra ek de Ek Chuah se refiere a la estrella (ek) y no exclusivamente al color negro y en Diccionario de Motul, Shaman Ek es la estrella del norte, guía de los mercaderes. A los pochtecas o mercaderes aztecas que morían en el camino, les ponían su barbote y les teñían los ojos de negro y alrededor de la boca de rojo, les ponían una banda blanca por el cuerpo y una estola de tiras anchas de papel, luego lo ataban en un cacaste y lo llevaban arriba de un monte levantando el bulto, creían que igual que los guerreros se iba con el sol. (13)

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Es significativo que los Negros que intervienen en la danza del Gigante Goliat en el poblado de Cúlico, Cunduacán, utilizan instrumentos de agresión y guerra como espadas y rifles de madera, palos. También el negro que participa en la danza del Carnaval de Xicoténcatl tiene un machetito de madera en la mano. El oscuro dios Ek Chuah era también el dios del cacao y se representaba pintado de negro con labios gruesos pintados de rojo, nariz larga y barbilla saliente, por lo regular tiene una herradura blanca alargada hacia afuera en torno a los ojos con los extremos encorvados. (14) Bajo este aspecto era también un dios activo en la producción agrícola y en el comercio, ya que el cacao era el más importante producto de intercambio en toda Mesoamérica. El carácter polivalente de Ek Chuah lo relaciona con el Tezcatlipoca negro, el dios del Espejo Humeante del altiplano de México, ambos tienen origen en el arcaico sistema religioso mesoamericano.

El negro Ek de la leyenda yucateca, esposo de Xtabai diosa de la vegetación, de la luna y del agua, así como el Ajñek, el Ik’al y el Nohmanap, se relacionan al concepto de Itzam Kab, dios de la tierra y de la muerte, asociado a las plantas y a la vegetación en general. Probablemente se trata del mismo dios negro de la lámina del códice de Dresde, que acompaña a la anciana diosa de la luna, mientras inundan la tierra, difundiendo destrucción y muerte. Entre los mayas de Yucatán Kitzin, Cicin entre los chontales de Acalán,  es el demonio y el significado de este nombre es hedor, se identifica con el dios de la muerte de los códices. Según algunos autores en el Metnal o inframundo vivían dos demonios: Xibalbá, malo y rencoroso y Kitzin, bueno y bromista.

El color negro, asociado a la oscuridad, su hedor y su hambre de carne humana, su maldad, asimilan al negro Ajñek al dios de la muerte y posiblemente de la tierra y de la regeneración, después de su «sacrificio» o quema se reparten los dulces, su ceniza es la misma que se usa el miércoles de Ceniza, como promesa de nueva vida. Las referencias a dioses y a personajes mítico-legendarios son muy amplias, generalmente todos los antiguos dioses tenían un aspecto cuádruple y cada uno estaba asociado a un lugar o punto cardinal y a un color, de esta manera había una secuencia de dioses coincidentes con el color negro y con el occidente. El mismo dios de la lluvia, Chac, se desdoblaba en cuatro entidades distintas, al oeste estaba el Chac negro, que por su simbolismo de las nubes oscuras cargadas de agua, ocupaba un lugar preponderante. Chac era un gigante y el Ajñek también es un gigante y el hombre que representa al Negro en el baile del Carnaval de Xicoténcatl tiene que ser alto .

El análisis  del mito y de la representación de la danza del negro en las comunidades choles  de Xicoténcatl y de Puxcatán permite una identificación de semantemas y símbolos  recurrentes en la religión prehispánica que permanecieron  en el ritual del Carnaval ocultos a los evangelizadores gracia a su valor polisemántico. Los frailes percibían un significado según se red conceptual, quedaban conformes cuando hallaban una coincidencia de significado y significante con la con la tradición católica. Los indígenas en realidad percibían un simbolismo múltiple y a veces contradictorio , que encontraba una equivalencia en su religión ancestral, de esta manera las imágenes continuaron hablando un lenguaje simbólico polivalente y ambiguo.

Esta tradición simbólica polivalente existía entre los antiguos mayas como se lee en Chilam Balam de Chumayel, donde los escritos proféticos y míticos están redactados en un lenguaje arcaico, simbólico y multívoco. Objetos, colores y seres naturales se utilizan metafóricamente para expresar ideas; los textos tienen un carácter secreto  que busca ocultar a los profanos su verdadero  valor semántico ( M. de la Garza, p. 15). Un lenguaje esotérico análogo expresaba también las imágenes religiosas, las danzas , las músicas sagradas y los complicados rituales.

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En la actualidad el valor polisemántico tradicional se está perdiendo totalmente frente a la comunidad y causa un proceso de desculturización que cae en la costumbre o en el abandono de  las prácticas rituales ancestrales.

NOTAS

1- Eco, U. Tratato  di semiotica generale. Bompiani  , Milano 1975, p. 20

2) Cassirer, E. Filosofía de las formas simbólicas. FCE, México, 1971, p. 59

3) Calabrese, O. , Il linguaggio dell’arte. Bompiani, Milano  1985, p. 15

4) Bernand C., Gruzinski S., De la idolatría. FCE. México 1992, p.97

5) SevillaA. Rodriguez E., Cámara E. Danzas y bailes tradicionales del estado de Tlaxcala. Premiá. Puebla, 1985. p. 83.

6) Thompson, J.E.S., Historia y religión de los mayas, Siglo XXI, México 1980    p. 370-371

7) Ochiai, K. «Revuelta y renacimiento : una lectura cosmológica del carnaval tzotzil» en Estudios de Cultura maya, tomo XV, 1984, p.116

8) Guiteras Holmes, C. Los peligros del alma.FCE, México 1986, p. 264

9) Cuentos y relatos indígenas. UNAM, México  1989        p.81

10) Durán, D. Historia de las Indias de Nueva España e Isla Firme. Introd. y notas de A. M. Garibay.   Ed. Paleográfica, México 1967 ,vol. I pp. 42-52.

11)Meza , O. Leyendas prehispánicas mexicanas. ed. Panorama , México        p. 141

12) Smailus, O. El maya chontal de Acalán, UNAM , México  1975,  p. 83

13) Sahagún de , B. Historia general de las cosas de la Nueva España,  SEP,  México 1988 tomo  II, p.554.

14) Thompson, J.E.S. Ibidem. p.371

15) Garza de la, M. Los mayas y su relación con lo sagrado. Introducción del Chilam Balam de Chumayel. SEP. México, 1988, p. 29

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