Estética Oriental

El arte y la cultura oriental son poco conocidas en occidente, donde se imagina un mundo remoto, imaginario, una sabiduría al margen de la leyenda y del sentido común. Uno de los grandes vehículos para comprender este mundo remoto y alejado de los esquemas racionales y de consumo que representan a nuestra sociedad occidental es la comprensión de su sistema filosófico y de su expresión artística, que incluyen profundamente el espíritu oriental.

Pero ¿qué es el Oriente?¿qué territorio y límites abarca? Existen grados intermedios, culturales y políticos para definir lo que es occidental y lo que es oriental, se llega sólo a una separación neta en las fronteras extremo orientales y en el subcontinente indiano. Europa geográficamente no está separada de Asia y tampoco culturalmente. Desde los tiempos prehistóricos siempre hubo un intercambio de pueblos y de elementos culturales entre las dos entidades. El Cercano Oriente comparte con Europa la herencia de la civilización egipcia y mesopotámica, la filosofía griega, platónica y aristotélica, moldeó al cristianismo cristiano-judaico, adaptándolo al pensamiento y racionalismo occidental; la filosofía occidental fue esencial también para el desarrollo del pensamiento islámico.

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Asia Central siempre fue ocupada por pueblos nómadas, que favorecieron el intercambio entre oriente y occidente, la Ruta de la Seda seguía un itinerario milenario y desde la época romana el tráfico comercial era muy elevado. En las tumbas chinas de época Han (II, III siglo d.C.) se hallaron recipientes de vidrio y monedas de la época de los emperadores Antonino el Pio y Marco Aurelio. En Ostia, el antiguo puerto de Roma ubicado a la desembocadura del Tiber, se encontró un jarrón de bronce chino que remonta al periodo arcaico, la seda era el producto principal importado por los romanos, para ellos los «seres», de esta manera llamaban a los chinos, de la palabra china si, seda, eran un pueblo misterioso y fantástico.

Extremo Oriente, India y el Sureste asiático representan realmente el punto de ruptura entre la cultura oriental y la occidental y forman entidades geográficas y culturales bien definidas. India por sí misma es un subcontinente por la extensión, variedad, pensamiento, y manifestaciones artísticas. El Extremo Oriente incluye China, Japón, Corea. Se le considera a la India y a China como cunas de las dos grandes civilizaciones, que ejercieron una profunda influencia en todo el continente asiático; el budismo desde la India se difundió en el Sureste Asiático y en el Extremo Oriente, en algunos paises como Camboya, Tailandia, Nepal y el Tíbet, la influencia de la India es predominante.  Desde China, el confucianismo y el taoísmo extendieron su esfera de influencia en Japón, Corea y Vietnam.

Para acercarnos al Oriente es necesaria una notable flexibilidad mental: al entrar en contacto con una diferente forma de espiritualidad plástica o acústica, todo es distinto, singular, inexplicable. Las hieráticas estatuas de Buda, los mandalas tibetanos, las delicadas pinturas de flores y paisajes chinos y  japoneses despiertan sentimientos de paz, concentración y parecen penetrar en la más recóndita profundidad de nuestro ser.

Estamos lejos de la hermosura y perfección de la Venus, de los Apolos, o del sufrimiento impactante de un Laocoonte o de la muerte dolorosa de un Cristo en la Cruz, que nos hablan de aspectos humanos idealizados, pero siempre como eje central permanece el hombre con sus sentimientos y su fidelidad a la forma. Nada de esto ocurre en Oriente, las normas estéticas se alejan siempre más del hombre y parecen tener como objetivo el espíritu y el universo sin límites. Se trata de un arte hierático que desnaturaliza las formas, que quiere alcanzar la representación de seres extraños a partir de un cuerpo humano, así en el arte hindú aparecen dioses con brazos múltiples, hombres con cabeza de elefante, pájaros con rostro humano, titanes, el mismo Buda posee atributos físicos: protuberancia craneal, orejas largas, marca en medio a la frente, etc.

Mayor referente: https://www.metmuseum.org/toah/works-of-art/1995.233/
Ejemplo de la complejidad simbólica encontrada en una representación pictórica de influencia hindú en Nepal. Este diagrama ritual (mandala) es concebido como el palacio cósmico del colérico Chakrasamvara y su consorte, Vajravarahi vista en el centro. Estas deidades encarnan el conocimiento esotérico del Yoga Tantra. Seis diosas sobre pétalos de loto estilizado rodean a la pareja divina. Alrededor del mandala, están los ocho grandes entidades fúnebres de la India, cada una precedida por una deidad cercana a un árbol. Los cementerios son lugares apropiados para la meditación en Chakrasamvara y son emblemas de varios campos de la existencia. El plano de abajo, contiene cinco formas de la diosa Tara, un adepto tántrico hacia la izquierda y dos donantes hacia la derecha. Este mandala es uno de los sobrevivientes de las pinturas sabidas del Nepal a larga escala. Las características estilísticas se relacionan con las portadas de manuscritos nepaleses y con las ilustraciones manuscritas de hoja de palma del este de la India del siglo XII.

Nos adentramos en un mundo simbólico, cargado de significados profundos. En el arte de la India todo es sagrado, sus esculturas, sus esquemas, sus pinturas, sus decoraciones, no explican solamente una historia o un mito como en el arte griego, sino que evocan lo sagrado, el drama universal. La expresión artística representa más bien un diagrama cósmico. Las imágenes sagradas más que demostrar una realidad utilizan formas abstractas, que están más allá de la fuerza de las cosas, con la finalidad de liberar la emoción de lo sagrado.

No hay representación y figuración  sino abstracción, las imágenes sólo representan a sí mismas y no tienen como modelo un objeto que le sea extraño. De esta forma la obra de arte es el medio más apropiado para la representación de lo sagrado, esta es una diferencia básica entre arte occidental y oriental: el arte moderno europeo y todas sus corrientes, cubismo, fauvismo, abstracción, etc. están subordinadas a una visión individual, personal e intelectual, se busca una forma creada, imaginada o sentida por el artista, que sólo él puede interpretar. El arte oriental utiliza una fuente de inspiración universal, no individual, el surrealismo ha buscado esta fuente en los sueños, en el automatismo, en la droga, sin embargo carece de una profunda visión filosófica y religiosa. En oriente se busca el arquetipo, el ser más profundo, una contemplación del universo y de lo sagrado, que conduce al conocimiento.

El observador occidental de una obra de arte oriental, puede encontrarla, curiosa, rara, exótica, según su grado de comprensión o de incomprensión, pero no puede evitar la sensación de estar en frente de algo esencial, primordial, como un arquetipo que está cerca de lo más íntimo, profundo y auténtico. Es un arte emblemático que quiere representar lo esencial, lo inmaterial, lo inefable, lo invisible por medio de formas y colores que lo hagan inteligible.

Característica de la filosofía occidental es el racionalismo escéptico y materialista de tipo cartesiano, que constituye un obstáculo para comprender el arte tradicional oriental y en particular de la India que radica una estética de tipo religioso. De alguna manera se puede comparar con la cristiandad medieval, recuerda más bien la estética de los grandes teólogos de la Edad Media, del simbolismo platónico, de la alegoría en la representación de lo sagrado. Bajo muchos aspectos la belleza metafísica buscada por los hindús es semejante al lenguaje filosófico de Platón. Según el Hinduismo y el Budismo el yo, el interior del hombre es idéntico al Absoluto Universal o Brahma, que se puede conocer solamente por medio de unas comuniones directas. El mundo fenoménico es una condición ilusoria e inferior, todos los seres están sometidos a una serie de infinita de muertes y nacimientos. El Budismo busca la salida de este ciclo infinito de dolor, miseria, y muerte. Se consigue la liberación por medio de la meditación de la fe, de unas prácticas ascéticas y de renuncia al mundo.

La obra de arte es también un medio de reintegración a lo universal, a lo divino, que para no degradarse en el naturalismo busca una técnica simbólica e iconográfica, la belleza sensible y sensual le corresponde a una búsqueda de valores universales, a ella se le añade un surrealismo, que ya encontramos en algunas antiguas figuraciones artísticas, como por ejemplo en México prehispánico.

Formas terroríficas de animales se unen a cuerpos humanos, seres de triple cabeza

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Shiva, Vishnu, y Brahma,(desde la derecha) De la Historia de las Sagas Markendeya y Bhavana, circa 1850-1900. Andhra Pradesh, India.

que también va representada en la trimurti india. Se multiplican los brazos, que llevan todos los atributos de la divinidad e indican el movimiento, todos estos recursos se emplean para provocar el terror, hacia el poder de los sagrado y el misterio del mundo sobrehumano. Este contacto con lo sobrenatural se da tanto en  el misticismo occidental que en el oriental. Según la terminología estética de la India la obra de arte puede provocar el samvega o sea un estado de calma, agitación o terror, producido por una experiencia mental. Estos sentimientos clasificados en ochos categorías toman el nombre de rasa o sea esencia. Las investigaciones estéticas de la India están dirigidas hacia la poesía, pero se reconoce que también una estatua, una pintura o un templo, pueden provocar las mismas emociones.

Los artista indios no se podían desviar de los cánones tradicionales, que creaban ritmo, fuerza vital en la obra de arte: los símbolos tienen que estar aprobados y revisados, para evitar que los objetos sagrados tomen una forma excéntrica o ajena a su significación original. Entre estos límites, parecidos a aquellos que obligaban al artista de la Edad Media a trabajar según formas teológicas, se plasmaba una verdadera obra de arte. Se clasificaban las imágenes por su grandeza y postura, los gestos estaban regulados por cánones. Los movimientos y gestos de brazos, manos, dedos, rostros, cejas, piernas y pies no estaban al azar y la escultura y la danza comparten los mismos movimientos y reglas. También la danza era sagrada: la danza cósmica del dios Shiva generaba todo el universo.

Danza Tándava de Shiva
Danza Tándava de Shiva en las Cuevas de Ellora, India.

Los templos eran la morada de los dioses y tenían un carácter mágico-religioso, entrar en un templo significaba recorrer un espacio sagrado, el estupa o templo budista incluye todos los significados de montaña sagrada, cueva, corazón de la tierra, de eje del mundo, de los trece planos celestiales. En las paredes de los templos está grabada toda la jerarquía divina. Muchos elementos filosóficos y artísticos de la India se difundieron en Extremo Oriente, donde la estética china reúne un simbolismo ideológico, un fundamento mágico-religioso, una particular complejidad de conceptos artísticos y una continuidad histórica, que raras veces se encuentran en otras civilizaciones. Aún es más difícil acercarse al arte extremo oriental: la escritura, sus tradiciones y sus aspectos psicológicos, representan barreras para una correcta comprensión del arte de China y de Japón.

Para comprender la estética del arte chino hay que remontarse al neolítico cuando se fueron creando los patrones culturales propios. Puede ser que el aspecto más característico del arte chino es la escritura que surgió a partir de la época arcaica con un valor mágico y un simbolismo que en el transcurso de los siglos fue siempre más fuerte. Los signos de la escritura fueron al principio pictográficos y dibujaban las formas simplificadas de un objeto, posteriormente se convirtieron en ideográficos cuando pasaron a representar ideas abstractas por medio de la figuración, hasta que finalmente se le añadió el elemento fonético. Un chino letrado es al mismo tiempo un pintor y un escritor: el manejo del pincel en la pintura y en la escritura es el mismo, también mantiene la misma actitud de abstracción hacia la realidad, pintar representa una actividad mental dirigida hacia el mundo.

Los artistas chinos desde hace más de dos mil años practican la pintura abstracta, escribir es representar una multitud de objetos por medio de símbolos abstractos. La pintura y la caligrafía son las únicas formas de arte reconocidas por el pensamiento estético chino, la escultura, no es muy sobresaliente, la porcelana y la arquitectura están demasiado atados a la materia para que se considere un puro producto del espíritu humano. De la misma manera se le considera a la prosa inferior a la poesía.

"Lotus"-Bada Shanren (1665)En las pinturas chinas se trata de captar el movimiento rítmico de la vida en todas las cosas: las flores, los animales, los paisajes y las plantas, contienen un complicado simbolismo estético de orden filosófico y religiosos, que por lo regular queda oculto a los ojos del espectador occidental. El espíritu taoísta de cada pintor busca la unión suprema con el principio único conocido como Dao.

La estética china conoce la perspectiva pero la desdeña y la considera inferior y demasiado conforme con la realidad. La visión del paisaje es distinta de aquella occidental, la visión china tiene que ser total para poder penetrar completamente el paisaje, el artista busca una emoción puramente estética, un estado de ánimo, una experiencia espiritual en el objeto representado.

En la época arcaica en el arte chino se encuentra un naturalismo mágico, sea en los antiguos bronces, sea en los jades, sea en las estatuitas funerarias, una extraña fuerza transmite los valores sagrados y misteriosos del cosmos, del misterio de la vida y  de la muerte. Con el budismo se desarrolló una nueva mística que se extendió a todos los estratos sociales. La técnica chan, conocida bajo el nombre japonés de zen, aportó por medio de la meditación la elevación metafísica que le faltaba al pensamiento chino. Los monjes chan consideraban que el éxtasis producido por el choque estético de un aspecto de la naturaleza los ponía en relación con las cimas superiores del cosmos y los preparabas para el nirvana.

Célebres son las pinturas monocromas a la aguada, inspiradas al budismo chan, donde al máximo se aplica la famosa teoría del arte espontáneo, natural, sincero. En las plantas, montañas y ríos, en las nubes, buscaban la emoción estética, la luz que ilumina el espíritu, el dibujo resulta duro, apenas esbozado, esencial, para provocar el choque emotivo entre la obra de arte y el espectador.

Paisaje de Zhu Da (1702-1703)
Album de los Ocho paisajes por Zhu Da, Dinastía Qing, c. 1702-1703, tinta sobre satín, Museo de Arte de Honolulu.

Según la visión occidental en época Tang y Song el arte chino logra un equilibrio, una perfección y una elegancia extraordinaria. Pero la larga historia del arte chino está llena de innovaciones geniales y en medio de drásticos cambios sociales e ideológicos siempre  ha mantenido una identidad cultural e histórica fiel a los principios filosóficos más auténticamente orientales.

Amaterasu Okami (天照)
Kami del Sol del Sintoísmo También conocida como Ōhiru-menomuchi-no-kami (大日孁貴神), su nombre significa kami gloriosa que brilla en el cielo.

La cultura china e india influenciaron profundamente al arte japonés, que a pesar de sus costumbres y maneras de vivir occidentales aún mantiene una impresionante coherencia estética que remonta a las raíces prehistórica de este país oriental. Cuando la filosofía y la cultura taoísta y budista llegaron a Japón junto con la escritura, ya existían creencias y una religión conocida como sintoísmo; shinto (significa «camino de los dioses»). Se caracteriza por un animismo generalizado: fuerzas invisibles, dioses locales, genios, espíritus de la cosecha, del hogar, que toman el nombre colectivo de kami, están presentes en todos los lugares y en cada clase de actividades de la vida diaria. Fórmulas de protección y de ayuda existen para cada situación. Con sus rituales y creencias ancestrales el sintoísmo continuó para coexistir a un lado del budismo y sin obstáculos un japonés podía ser budista y sintoísta. Estas creencias animistas están en la base de la estética japonesa, que persigue la armonía con la naturaleza, se busca lo sagrado en la esencia misma de cada elemento del paisaje o de los seres vivientes. Los hombres o estatuillas de barro cocido probablemente representantes de los espíritus kami, que estaban colocadas alrededor de las antiguas tumbas son la primera expresión estética y artística de la individualidad japonesa, poseen un vigor y una vitalidad dinámica sorprendente. Todas las imágenes sintoístas están cargadas de valores sagrados y mágicos y bajo este aspecto se relacionan con el arte de la China y de la India.

La llegada del budismo a través de China en el año 532 transformó profundamente el arte japonés y tuvo una influencia permanente sobre la expresión artística. Pero estas aportaciones procedentes del continente asiático fueron constantemente adaptadas a la sensibilidad japonesa. El artista japonés no se preocupaba por la apariencia de las cosas, para llegar a la verdad esencial, el objeto natural sólo se utiliza como símbolo y existe en el público japonés una comprensión instintiva y adquirida de este lenguaje emblemático. Austero, sencillo y elegante es el arte japonés, los famosos jardines de arena alcanzaron la máxima expresión estética.

Otras características del arte japonés son el concepto de vacío, la soledad, el contraste con el objeto representado, que resulta espontáneo y natural, mientras que en el arte abstracto occidental es el resultado de un esfuerzo intelectual de abstracción, que resulta artificial y complicado. La pintura de la aguada chima o sumi-e, está impregnada de estos ideales metafísicos. Al estudiar el arte japonés nos sorprenden algunos aspectos contrastantes con los ideales de calma y de belleza espiritual. Al lado de la contemplación puedes encontrar la violencia, lo ridículo a un lado de lo sagrado, la afectación a un lado de una dureza agresiva. El arte japonés, así como toda la cultura asiática es compleja y exige un esfuerzo máximo de apreciación estética que va más allá de una superficial observación y captación de elementos exteriores.

 

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